Religión y Escuela en el siglo XXI

 Por Javier Martínez Baigorri


Hace tiempo que quería escribir algo sobre la importancia de la religión en la formación académica de los jóvenes, pero me resistía a hacerlo. El motivo de la resistencia viene provocado por la disputa encendida y pasional que hay en torno a la enseñanza de religión confesional en la escuela en nuestro país. Hoy no quiero centrarme en la religión confesional sino en la importancia de conocer y comprender el hecho religioso en general y las religiones concretas en particular.

No suelo hablar de libros hasta haberlos leído por completo. Hoy voy a hacer una excepción porque lo que me ha motivado a escribir esta entrada es la lectura de los dos primeros capítulos del nuevo libro de Sergio García-Magariño, Violencia, política y religión*, cuyo primer capítulo lleva por título "La importancia y dificultad del estudio de la religión en la sociedad moderna". 

En este capítulo, analiza Sergio la dificultad que tenemos en la sociedad moderna para relacionarnos con los problemas y fenómenos que guardan algún tipo de relación con la religión. La desaparición del fenómenos religioso, tal y como se vaticinó, no se ha producido. sin embargo, nos hemos desentendido de su estudio y, como consecuencia, la capacidad para dar razón de ellos ha disminuido de manera considerable.




Nadie niega que la sociedad occidental haya cambiado y que el proceso de secularización haya dado paso a una sociedad postsecularizada o que la necesidad de llenar el espacio dejado por las confesiones religiosas tradicionales se haya cubierto de una manera diferente, en el que las instituciones tradicionales han cedido la iniciativa a otras formas novedosas. Me parece un acierto la propuesta que hace Sergio sobre diferenciar entre secularización y secularismo; diferencia sobre la que no me puedo entretener en esta entrada. 

Alrededor de la religión se siguen resolviendo cuestiones muy importantes que tiene que ver con la identidad de las personas, las concepciones comunitarias, criterios éticos y determinación de escalas de valores, integración en la sociedad y acogida a personas migrantes, violencia asociada a cuestiones religiosas, etc. Y todas estas cuestiones va a seguir ahí y van a ser relevantes por mucho que nos empeñemos en decir que pertenecen al ámbito privado de la persona y que una sociedad aconfesional no tiene que ocuparse de cuestiones religiosas. Lo que no nos damos cuenta es que las cuestiones religiosas no son separables de las personas que creen y de las sociedades donde conviven estas personas con creyentes de otras religiones y personas no creyentes.

En mi opinión, la religión -el hecho religioso en sí- es una de las mayores construcciones culturales que ha creado el ser humano. No entro en la existencia o no de Dios,  que me parece irrelevante para esta reflexión, sino que me centro en una cuestión que, de manera general, podemos decir que forma parte intrínseca de la historia cultural humana. ¿Puede quedar fuera de un plan de estudios una de las mayores aventuras culturales humanas?

Conocer y entender nos puede ayudar a situarnos de una manera más crítica ante los sucesos, beneficioso o trágicos, que han tenido algún tipo de relación directa, o como excusa, con la religión. Y no sólo se trata de conocer el pasado sino de abordar, como dice Sergio, cuestiones actuales que tienen que ver con temas tan variados con las políticas migratorias, la identidad colectiva, el terrorismo, la cohesión social, etc. para poder abordar todas estas cuestiones, propone el autor dos momentos: "comprender la lógica y la sensibilidad de la religión" y usar los instrumentos de las ciencias sociales para su análisis.

Me quedo con el primer nivel de su propuesta: comprender la lógica y la sensibilidad de la religión. Ello requiere un previo a la comprensión por parte del investigador social, creo que requiere un movimiento como sociedad; como sociedad que convive y que acoge, pero también sociedad que rechaza, que tiene miedo y que se cierra sobre sí misma. Un nivel previo que requiere hacernos capaces de comprender e interpretar de manera adecuada para ser capaces de dialogar, respetar y convivir.

El gran problema de la religión en la escuela no es si es compatible la religión confesional en la escuela de un país aconfesional. Tenemos ejemplos de modelos escolares en los dos sentidos. En el tan alabado sistema escolar finés, se estudia la religión propia y se facilita que se eduque a cada escolar en su religión. Pero no es ese el tema que me ocupa hoy. El tema central es si puede estar el hecho religioso apartado de la formación de los escolares si queremos ser una sociedad capacitada para abordar problemas nucleares para la presona y la sociedad que están directa o tangencialmente relacionados con la religión. Se trata, como dice Sergio en el libro de "avanzar hacia una racionalidad expandida de aumentar la competencia colectiva de debatir sobre supuestos y premisas en busca de acuerdos intersubjetivos y de forjar sólidas capacidades religiosas y científicas en todos los sectores de la sociedad".

Para ello, un primer paso es la articulación de un programa de formación que no queda cubierto en la actualidad con las referencias en algunos cursos de historia y filosofía al hecho religioso o a la historia concreta de una  religión particular. Se requiere de una mayor comprensión de la historia, del contenido, de las expresiones culturales, etc de la religión y de su impacto -positivo y negativo- en la historia humana. Se requiere desarrollar una capacidad de interpretar y comprender que estamos perdiendo. No podemos privar a la sociedad de ciudadanos cultivados en el conocimiento de la religión en general y de las religiones en particular. Para evitar malentendidos, en ningún caso en entrado en el plano de la creencia o la catequesis de ningún tipo.

Podríamos preguntarnos también por su papel en la investigación y docencia universitaria donde apenas queda reducida a algún grado o máster en ciencia de la religión, alguna asignatura en filosofía, antropología y sociología.

Espero que en algún momento podamos eliminar la carga ideológica y visceral a la hora de pensar en la religión en la escuela y ser capaces de dotarnos de instrumentos que permitan conocernos un poco mejor como seres humanos.


*García-Margariño, Sergio. 2022. Violencia, política y religión. Una teoría de la radicalización violenta. Madrid:Catarata

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